¿Por qué es necesario salvar al Teatro Nacional?
Tras el cierre del Teatro Nacional de Panamá, agentes de la sociedad civil del país se han manifestado para mostrar su apoyo y preocupación frente al problema que afronta este monumento histórico.
#SalvemosElTeatroNacional es la etiqueta que ha estado corriendo en redes sociales para mostrar la unión de las personas ante esta situación de riesgo.
La cultura es uno de los asuntos más subestimados en la sociedad panameña. Aún hoy, con la creciente popularidad que está teniendo el teatro en Panamá y la acogida de las demás expresiones artísticas, este tema es uno de los últimos en el orden de importancia gubernamental y social.
El estado crítico por el que está pasando el Teatro Nacional parece no tener tanto impacto en los panameños. Pero de lo que pocos están conscientes es que este edificio es mucho más importante para los istmeños de lo que parece. Salvarlo es imprescindible.
1. Es un ícono nacional y parte de nuestra identidad panameña
La construcción del Teatro Nacional se ordenó en 1904, un año después del nacimiento de la República. Fue finalmente inaugurado el 1 de octubre de 1908 con a ópera de Verdi "Aida", con motivo de la toma de posesión del segundo presidente de Panamá, José Domingo de Obaldía.
El famoso fresco en el plafón del teatro, realizado por el pintor Roberto Lewis, es una alegoría a nuestra patria y representa el nacimiento de la República, evocando principalmente la independencia de Panamá.
A lo largo de más de 100 años, este edificio ha sido testigo de los momentos más importantes de la historia panameña; entre esos, nuestros comienzos como República soberana e independiente, y el juramento de varios de los presidentes de la nación (hasta Juan Demóstenes Arosemena en 1936).
2. Es patrimonio histórico y cultural
Ubicado en el conjunto monumental de Casco Antiguo, el Teatro Nacional es parte del Patrimonio de la Humanidad. En 1997, el distrito histórico de en San Felipe fue nombrado como tal por la UNESCO.
Además, es considerado una de las obras representativas del neoclasicismo en el istmo. Diseñado por el arquitecto italiano, Giusseppe Ruggieri, su fachada contiene medallones que rinden homenaje a famosos dramaturgos de la historia del teatro y dos estatuas que representan a las musas de la música y las letras, contenidas a los laterales de las puertas principales del edificio.
Las pinturas de Lewis son el resultado de las mejores técnicas plásticas panameñas de ese momento y manifiestan el estilo del imperante neoclásico en el istmo.
3. Es la máxima casa artística de Panamá
Para cualquier artista, es un honor pisar el escenario de este majestuoso teatro. Reconocido como la sala teatral más importante de nuestro país, actuar en este recinto único en su clase es un gran logro para cualquier bailarín, músico, cantante o actor.
Desde su inauguración, ha sido anfitrión de las obras más famosas a nivel mundial y su escenario ha sido utilizado por prodigios nacionales del ballet, la música y el teatro.
4. Es un lugar mágico
Desde el momento en que se ingresa al vestíbulo del Teatro Nacional es como viajar en el tiempo al Panamá emergente de los 1900s. Estar alrededor del estilo neoclásico de la sala principal es una experiencia mágica, solo superada por las sublimes presentaciones que toman lugar en el escenario el 80% de los días del año.
La primera vez que entre a este lugar, me enamoré perdidamente. Desde ese momento, no perdía ninguna oportunidad en la que pudiese entrar para disfrutar de cualquier expresión artística. Entrar ahí hace que todas las frustraciones y preocupaciones desaparezcan en un instante. Es una lástima y una vergüenza que hoy esté pasando nuevamente por esta grave situación que pone en peligro su futuro y la historia de nuestra nación.
5. Es de todos
Este magnífico monumento arquitectónico es parte de los edificios públicos bajo la jurisdicción del Instituto Nacional de Cultura (Inac), por lo que es de todos los panameños. Es nuestra responsabilidad velar por que se cumplan los procesos de mantenimiento necesarios para guardar esta joya artística nacional. A su vez, es considerado como una representación de parte de la historia patria que ha logrado sobrevivir ante las adversidades, pero que hoy se enfrenta a uno de sus mayores retos.
Aunque la información sobre este movimiento es escasa, está claro que es una iniciativa de todos. Este edificio, aunque en manos del Inac, es parte importante de nuestra historia patria y, por lo tanto, nos pertenece a todos los panameños. Conservar el teatro es nuestra responsabilidad como nacionales y ciudadanos de Panamá.
Por ahora, la divulgación de este problema y la muestra de apoyo hacia la causa es el primer paso de esta revuelta artística y civil. Si todos nos unimos, podremos hacer algo para asegurar la salvación de la máxima casa de las artes de Panamá.
Quedarnos sin Teatro Nacional sería quedarnos sin gran parte de nuestra identidad histórica y cultural.