La joyería poco convencional de Mitchelle Quiñones
La diseñadora orfebre se destaca por crear piezas hechas con plata reciclada y chips de aparatos electrónicos.
fotos: Oliver Meixner
En una esquina de lacasade Mitchelle Quiñones se encuentra su taller. Utensilios de orfebrería se extienden en el pequeño espacio y un montón de piezas de su joyería inundan el lugar. Un soplete, un tanque de gas y herramientas de todos los tamaños se encuentran entre los instrumentos que utiliza la artesana.
Quiñones describe este sitio como su templo, y la decoración en las paredes es prueba de ello. Sobre una de las estaciones la diseñadora ha dedicado un área para montar su propio collage. Dibujos de su hija, regalos de sus amigos, fotografías y afiches son parte de la composición que revelan los gustos de la artista. Es aquí cuando entra en su zona y crea todos los productos de su joyería poco convencional.
Hace casi cuatro años que Quiñones se dedica a la confección de joyas a tiempo completo. Pero su interacción con la orfebrería empezó desde mucho antes, cuando estudiaba su licenciatura en Biología.
“Todo esto del diseño empezó mientras que yo estudiaba, porque empecé a mochilear por Centroamérica durante las vacaciones. Entonces, para financiar el viaje, comencé a hacer artesanías y accesorios. Ahí me di cuenta de que me gustaba muchísimo diseñar”, confiesa la artista.
Mitchelle
crea todas sus piezas en este pequeño espacio
A partir de cursos, tutoriales y libros se adentró en el arte de la orfebrería. Rafael Bello, un orfebre escultor cubano, fue uno de sus primeros maestros.
Gracias a su acercamiento a la naturaleza, Quiñones decidió crear productos con materiales reciclables desde un principio. “Empecé a buscar maneras de hacer artesanías que fueran amigables con el ambiente y desde ese entonces comencé a implementar el uso de platillos de botellas y chips de computadoras”, destaca.
La materia prima de sus piezas es la plata reciclada. “Toda la joyería la hago a base de plata. Son bandejas, cubiertos, joyería que fue empeñada, monedas, y todo se vuelve a fundir y a laminar o se saca alambre de ahí”, explica.
Algunas de las herramientas que utiliza para trabajar.
El cambio radical de biología a orfebrería lo realizó hace un par de años, cuando decidió dedicarle más tiempo a su hija.
“Yo soy mamá, además de ser bióloga y orfebre, eso es lo más importante. Esa es una de las razones por las que decidí dejar la biología para entrar a esto. Ahora tengo mi taller en casa y puedo trabajar en lo que me gusta y tener más tiempo para mi hija, que no tenía antes”, comenta Quiñones.
Al lado de su pupitre se encuentran amontonados un par de artefactos de donde saca los circuitos que luego colocará en sus obras.
La diseñadora usa circuitos de aparatos electrónicos para incorporarlos en sus creaciones. Su espacio de trabajo se compone de herramientas de orfebrería y piezas desarmadas.
Ella describe su trabajo como joyería artística e inusual. Estos adjetivos provienen de la manera en la que crea su producto final. La incorporación de chips y piezas de aparatos electrónicos en sus collares y anillos hacen de sus creaciones algo especial.
Una vitrina revela aretes, collares y pulseras al otro lado de la habitación. Junto a esta, un librero se convierte en el lugar sobre el que descansan algunos artículos de su colección pasada. Las máquinas y los instrumentos del pequeño taller de la esquina hacen contraste con el showroom que está preparando para exhibir sus joyas. Este es uno de sus más recientes proyectos. En ese espacio, paralelo a su estación de trabajo, recibirá a los clientes para mostrarles el sitio en donde crea de manera minuciosa cada una de sus piezas.
Esta nota fue publicada en la edición de la Revista Ellas del 9 de junio.